jueves, 14 de abril de 2011

Los retos y dificultades de ser joven y emprendedor en tiempos de crisis

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En España, el 80% de los menores de 35 años aspira a trabajar por cuenta ajenaTres empresarios de esta franja de edad explican que fracasaron antes de triunfar
En noviembre de 2010, el País Vasco aprobaba su particular ley del emprendedor, que establece, entre otras medidas, que todas las carreras universitarias incluyan al menos una asignatura sobre creación de empresas. Otras autonomías ya han empezado a tomar sus propias medidas para fomentar el emprendimiento: La Rioja, por ejemplo, ha creado una cátedra de emprendedores a través de las Cámaras de Comercio.
La mayoría de los universitarios quieren ser funcionarios. Y sólo 8 de cada cien emprendedores tienen entre 18 y 24 años, según el Global Entrepreneurship Monitor (GEM) de 2010. Un reciente informe de Cepyme señala que, en este país, 80 de cada cien jóvenes busca un empleo por cuenta ajena, mientras que en Europa el 45 por ciento prefiere emprender. En EEUU, el 75 por ciento de los nuevos empleos en los tres últimos años los han generado negocios de jóvenes empresarios, según David Alva, presidente de la Confederación Española de Jóvenes Empresarios (Ceaje).
A pesar de todo, Ángel Colomina, director general de la Fundación Incyde, observa "un cambio de tendencia: cada vez más jóvenes montan su empresa como salida laboral". Sobre todo, cuando la crisis los deja en paro. Muchos capitalizan el desempleo para emprender.
Gary Stewart, director del Venture Lab del IE Business School, comenta que en España todavía se estigmatiza el fracaso: "Intentar algo y que te salga mal también tiene mucho mérito". Tres emprendedores han compartido con este periódico sus casos de éxito y todos ellos han vivido fracasos empresariales antes de triunfar.

 Premio Emprendedor XXI:

Jesús Juárez Molina es el consejero delegado de Symborg, la empresa que ayer recibió el premio Emprendedor XXI de la Región de Murcia, dotado con 5.000 euros. Juárez constituyó en 2008, a los 33 años de edad, esta sociedad que produce y vende un hongo fertilizante que favorece el desarrollo de las plantas. Sus clientes son empresas dedicadas a la agricultura intensiva en toda España. La acogida del producto ha sido muy buena; los clientes repiten. "El año pasado éramos sólo dos personas y teníamos 200.000 euros de facturación. Hoy somos cinco y facturamos 300.000 euros". Su objetivo es ingresar el triple en tres años y pisar fuerte en comercio exterior en 2012: "Queremos tener presencia en EEUU y empezar a posicionarnos en el Magreb, el norte de África y México".
Para montar el negocio tiraron de recursos propios: les hicieron falta 100.000 eurospara realizar sus expediciones comerciales (Juárez dice que se ha recorrido 85.000 kilómetros en coche desde diciembre de 2009) y para tener su tesorería en orden.
La clave de su éxito ha sido, en palabras de Juárez, la "simbiosis" entre él y su socio: éste, investigador, desarrolló el fertilizante y Juárez aplicó su década de experiencia en dos multinacionales del sector. No siempre le ha ido bien: "Ésta es ya mi tercera empresa".

 La cafetería 'Lolina':

Laura Pérez montó su negocio en septiembre de 2008. Fue una de esas personas a las que el desempleo dio un empujón. "Después de tres meses en paro, lo capitalicé y presenté un plan de negocio a varios bancos para buscar 100.000 euros". La Kutxa la apoyó para montar su primer negocio, una cafetería que no funcionó. Salió del hoyo deshaciéndose de ella (la vendió perdiendo dinero) y montando otra: el Lolina, un café en el barrio de Malasaña, en Madrid. La decoración retro del local llama la atención: "Queríamos darle un punto de originalidad. Es un bar inspirado en los de Berlín, París... Hemos apostado por lo nuevo, creo que es lo que funciona". El Lolina requirió una inversión de 180.000 euros.
Pérez no se quedó ahí: también ha montado Happy Day, una pastelería para la que ya ha recibido varias propuestas de franquicia.
Nacida en Palma de Mallorca hace 35 años, Pérez estudió un MBA antes de montar sus negocios. Lo curioso es que una de sus máximas como empresaria, la de pagar al día, se salta a la torera lo que le repetían en aquel máster: que te financien los proveedores. "En eso nunca les hice caso, procuro cobrar y pagar al momento. El no hacerlo es lo que está asfixiando a las empresas".

Adraen Broker intermediarios:

El sevillano Adrián Romero lleva haciendo negocios desde los 18 años (cuando montó un bar con un socio) y, a los 30, está al frente de Adraen Broker, una empresa de intermediación de productos alimentarios y para la hostelería. Es decir, pone en contacto a fabricantes con mayoristas. Su principio fundamental (y el de sus tres socios) es no endeudarse: "Mis empresas no tienen endeudamiento bancario, compromisos ni contratos que cumplir. Ofrezco servicios a demanda. Eso es lo que he buscado desde que he visto venir la crisis económica". Romero también ha puesto en marcha la empresa de asistencia a domicilio Cielo Azul, con unos 15 empleados.
Este emprendedor vocacional considera la formación un factor clave: "Con 20 años, yo manejaba mucho más dinero que mis amigos. Pero lo dejé todo para ir a Suiza a estudiar gestión hotelera". Aunque no ha montado un hotel por ahora, dice haber aplicado lo aprendido en todos sus proyectos.

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