lunes, 16 de septiembre de 2013

Cosechas récords de soja en América del Sur, estimuladas por la demanda china

Los campos de soja se extienden en las fértiles llanuras de Brasil, Argentina y Paraguay, con una cosecha 2013 que batió récords para responder a la demanda en fuerte alza de China y Europa.

Con más de 81 millones de toneladas, Brasil igualó este año la producción de Estados Unidos, pionero de la soja, cuya última cosecha se vio afectada por la sequía, según datos del departamento estadounidense de Agricultura (USDA).

"Lo que trae beneficios es que la soja tiene el valor nutritivo de la carne pero es un vegetal, y trasladado a la hectárea, es la proteína más barata para producir", señala Marc-Henry André, autor del libro "Argentina, Brasil, nuevo eldorado del agronegocio" al explicar la fiebre del oro verde.

La cotización de la soja en la Bolsa de Chicago no cesa de aumentar, consolidando a la región entre Brasil-Argentina-Paraguay, como primera potencia mundial de la soja.

"Hasta aquí la oferta ha aumentado fuertemente, pero la demanda creció aún más que la oferta, lo que explica que el precio de la tonelada de soja aumentó de 100 dólares a principio de los años 2000 a más de 500 en la actualidad", destacó el economista argentino Luciano Cohan.

China importa porotos de soja (60 millones de toneladas en 2012/2013 y prevé 70 millones para 2013/2014) que luego transforma en aceite o en harina, mientras que Europa compra sobre todo harina de soja para su cría industrial de pollo, cerdos y bovinos.

La soja es esencialmente OGM (genéticamente modificada) pero "eso no genera ninguna gran polémica, porque son tales los beneficios para el Estado que esto se percibe como una tecnología positiva", afirmó el economista argentino.

"La soja tiene un lugar central en la agricultura actual. Una vaca alimentada con soja produce claramente más leche que una alimentada con heno", destaca el agrónomo francés Marcel Mazoyer.

Las organizaciones ecologistas denuncian la focalización sobre estos cultivos en detrimento de la ganadería o del trigo, la deforestación, la fumigación aérea de pesticidas, la contaminación de las aguas, en tanto que los apicultores temen por sus abejas privadas de flores por la avanzada de la soja.

Brasil alcanzó los mismos volúmenes que Estados Unidos porque fueron sembrados nuevos espacios, a veces ganados a los bosques, en particular en la zona de las mesetas del Cerrado (sabana tropical), de la que forma parte el estado de Mato Grosso, granero de soja del país.

La soja, una actividad que requiere poca mano de obra tiene también un costo social. Pequeños campesinos han abandonado sus campos para pasar a engrosar la población de las favelas de las grandes ciudades.

Otros resisten el impetuoso avance de la frontera de la soja e intentan mantener las tierras que heredaron de sus ancestros.

En Brasil, la soja es el tercer producto de exportación (11%), detrás de los minerales y el petróleo.

Bajo el impulso de los 'brasiguayos', campesinos brasileños instalados en Paraguay, la producción de harina y aceite de soja se cuadruplicó en un año en este país.

El pequeño Paraguay (siete millones de habitantes), enclavado entre Brasil y Argentina, figura como el sexto productor y el cuarto exportador mundial, detrás de Brasil, Estados Unidos y Argentina.

En Argentina, la cosecha 2013 no es récord pero la soja representa 25% de las exportaciones y sigue siendo el motor de la economía. En tanto, se anuncia la cosecha 2014 como la más importante de la historia, con 53,5 millones de toneladas.

Los productores argentinos, generalmente millonarios, protestan contra la presión fiscal del gobierno --35% de impuestos a las exportaciones de soja-- y sembraron menos de lo que hubieran podido hacer. Si Argentina salió de la crisis económica de 2001, es gracias al aumento del precio de la soja, dicen.

América del Sur acumula récords de cosechas y las previsiones para 2013/2014 indican que la producción sudamericana va a seguir aumentando, afirma Peter Thoeness, experto en soja de la FAO.

El argentino Gustavo Grobocopatel, apodado el "rey de la soja", considera que el crecimiento de la soja seguirá otros 10 a 15 años más, antes de estabilizarse.

De su lado, Mazoyer calcula que la producción de la soja se duplicará en los próximos 50 años.

"Si el mundo sigue desarrollándose a este ritmo, seguramente, la demanda de carne va a aumentar. Las necesidades de soja deben aumentar más rápido que la población para poder afrontar esta demanda de carne. Cuanto más la gente coma carne, más se necesitará maíz-soja para alimentar a los animales", dice.

A este ritmo, agrega, "habrá que deforestar una parte de la Amazonia".

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