sábado, 7 de mayo de 2011

Colombia: ¿Servirá de algo la ‘bonanza’ cafetera?

CARLOS PATRICIO EASTMAN BARONA

Desde hacía 34 años -desde abril de 1977, cuando una inesperada alza de precios vino a mejorar en parte la siempre precaria situación de los caficultores, el “suave colombiano”, nuestro crédito de agricultura exportable, no registraba una cotización tan alta como la de hoy, 3 dólares por libra. Hay alegría en nuestros campos; reverdece la esperanza en quienes siembran, cultivan, recogen, despulpan, y secan el grano prodigioso. Pero……

¿Durará la dicha de los altos precios por lo menos mientras los pequeños y sacrificados productores, que son la inmensa mayoría, logran aprovecharlos en beneficio de ellos y de sus familias?
Dudoso. Las “bonanzas”, por su misma naturaleza, son breves, lo mismo que las ilusiones, a las que suele aplastar la seca y dura realidad, que está siempre detrás de ellas.
Es evidente que la cotización del café ha llegado tan alta por el hecho simple de que no hay café, de que los inventarios están por el suelo. El prolongado invierno que ha anegado muchos cafetales y los ha echado a perder y la sustitución del cafeto por frutales, en apariencia más rentable, o la siembra de pastos para ganado de ceba o de ordeño, ha disminuido peligrosamente la producción.

La floración se ha perdido casi por completo, debido a la intensidad del invierno y el país, para ser competitivo en el mercado internacional y ser retributivo en esta industria, que aún es básica, tiene que producir por lo menos diez millones de sacos.

¿Podrá producirlos, tal como están las cosas?

Quién sabe, Sería lo mejor, según Mario Gómez Estrada miembro del Comité Nacional de Cafeteros. Gómez es menos pesimista que su colega del Valle del Cauca, Carlos Roberto Ramírez; quien tener un precio por encima de los 3 dólares la libra no será conveniente para los caficultores y sí, en cambio, altamente riesgoso.

“Un precio tan alto”, dice, “podría causar una descompensación en el mercado, pues no todo el mundo estaría dispuesto a comprar café con una cotización así de elevada”.

Ahora, el presidente de la Asociación Nacional de Exportadores de Café de Colombia, Jorge Humberto Botero, tampoco es muy optimista respecto a la duración del “bonanza”.

“La situación de bonanza “es insostenible para el sector”, dice, “debido a que los fundamentales del café (precio, consumo y producción) no dan para el valor actual”.

Finalmente, los caficultores de Pereira -el municipio con mayor producción cafetera en el país- opinan que la “bonanza” se irá como espuma y que ni siquiera les alcanzará para pagar las deudas. Quedando como única y valida reflexión que para el sector caficultor es verdaderamente un imperativo el seguir generando valor agregado en su producto básico llámese cafés especiales, orgánicos y en su comercialización incursionando como lo está haciendo la federación en la venta final al consumidor, los altos precios no puede traer el espejismo de no continuar y por el contrario fortalecer esta política, pues sería nefasto.







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