Los gigantes agroquímicos Syngenta y Bayer han descubierto en sus propios test que sus pesticidas causan daños severos a las abejas, según documentos no publicados y obtenidos por el grupo ecologista Greenpeace, a través de la ley Freedom of Information Act (FOIA) estadounidense.
Estas empresas han llevado a cabo las pruebas en productos que utilizan los controvertidos plaguicidas conocidos como neonicotinoides, o neonics, que durante se relacionan con el rápido declive de las abejas. Los neonics son los pesticidas más utilizados en el mundo.
Según sus propios estudios, el tiamethoxam, de Syngenta, y la clotianidina, de Bayer, causan daños severos en altos niveles de uso, aunque el efecto es menor cuando se usa en menos de 50 partes por billón (ppb) y 40ppb respectivamente, tal como informa The Guardian.
Sin embargo, tal como señala Greenpeace, la investigación "asume una definición muy limitada del daño a la salud de las abejas y hace caso omiso de las abejas salvajes, lo que evidencia que son más propensas a ser perjudicadas por los neonicotinoides."
Eso significa que los resultados pueden"subestimar sustancialmente" el impacto de los neonics, apunta Greenpeace.
Aún así, los estudios son clave, no sólo por la certificación del riesgo para las abejas, que ayudan a polinizar tres cuartas partes de la oferta mundial de alimentos, sino también porque ponen de manifiesto la indiferencia de la industria agroquímica ante los temas medioambientales y de seguridad alimentaria, según afirman los expertos.
"Si Bayer y Syngenta se preocupaban por el futuro de nuestras polinizadoras, habrían hecho públicos los resultados. En cambio, mantuvieron el silencio sobre ellos durante meses y continuaron restando importancia a casi todos los estudios que ponen en duda la seguridad de sus productos. Es hora de que estas empresas aclaren lo que realmente saben”, indica Ben Stewart, de Greenpeace, a The Guardian.
"Teniendo en cuenta todo el debate sobre este tema, es difícil ver por qué las empresas no hacen este tipo de estudios públicos. Parece que hay algo oscuro en hacer este tipo de pruebas de campo y luego no decirle a la gente lo que encuentran", apunta el profesor Dave Goulson, de la Universidad de Sussex
Matt Shardlow, director ejecutivo de la ONG Buglife, indica por su parte: "Estos estudios no muestran un impacto en la salud de las abejas [en niveles bajos], pero no son realistas. Estas abejas no estaban expuestas a los neonics que sabemos que están en el polvo de siembra, en el agua que beben y en as flores silvestres, donde los neonics se utilizan como tratamiento para semillas. Esta evidencia secreta pone de relieve la profunda limitación de las pruebas reglamentarias”.
Los neonics han sido prohibidos a algunos niveles en la Unión Europea y están regulados en los EE UU, pero se continúan vendiendo en todo el mundo.
Un estudio reciente realizado por la Intergovernmental Science-Policy Platform on Biodiversity and Ecosystem Services (IPBES), un ente de las Naciones Unidas, descubrió que más del 40 por ciento de las especies de invertebrados, como las abejas y las mariposas, se enfrentan a amenazas de extinción a nivel local.
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