domingo, 14 de noviembre de 2010

Articulo Técnico: Picudo negro, una nueva plaga en soja


Campolitoral/EEAOC
campo@ellitoral.com

El picudo negro de la vaina (Rhyssomatus subtilis) es una nueva plaga de la soja en el NOA que afecta al cultivo durante todo su ciclo de desarrollo, pudiendo afectar también al cultivo de poroto. Fue identificado por primera vez durante la campaña 2005/2006 en la Localidad de La Fragua, Santiago del Estero, y durante el último encuentro de la Comisión Federal Fitosanitaria (instancia que reúne a las autoridades de sanidad vegetal de todas la provincias), llevado a cabo en Catamarca el mes pasado, se analizó la potencial amenaza para el cultivo en otras regiones.

Desde la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC) de Tucumán —institución que lidera el seguimiento y estudio de la plaga— advierten que es importante realizar monitoreos periódicos de las fincas tanto en estado vegetativo como reproductivo. La detección temprana de Rhyssomatus subtilis permite evitar severos problemas optando a tiempo por el manejo correcto. El monitoreo para identificar la presencia de adultos en la planta puede realizarse utilizando la técnica del paño vertical.

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Desde el Departamento de Zoología Agrícola de la institución, informaron que se registra en la zona de incidencia (noreste de Tucumán, noroeste de Santiago del Estero y sureste de Salta) un avance rápido del picudo por causas directamente relacionadas con el traslado de vehículos o máquinas agrícolas. Hasta el momento no se pudo constatar que pueda diseminarse a través de la semilla, ni se se confirmó que el ciclo del insecto se complete en almacenamiento. Por ello los especialistas recomiendan limpiar equipos (toda maquinaria o vehículos) cuando se trasladan de un lote a otro o de finca a finca mediante la aplicación de un insecticida de amplio espectro (por ejemplo pulverizando con mochila).

Mientras trabajan en la determinación de umbrales de daño económico, los técnicos advierten que los daños se producen por doble vía: directamente por alimentación de larvas sobre grano e indirectamente por el ingreso de patógenos a través del orificio que realiza en la vaina al practicar la succión.

Hábitos y daños
El picudo suele protegerse de la luz directa del sol. El momento óptimo para realizar su monitoreo es durante las primeras horas de la mañana o las últimas horas de la tarde, que son los momentos de mayor exposición.
El picudo negro —en sus estados adulto o larva— daña a la planta de soja tanto en su estado vegetativo (cotiledones, brotes y tallos) como en el reproductivo (vainas y granos).

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Estando la soja en estado vegetativo, los ejemplares adultos de R. subtilis se alimentan de cotiledones y brotes tiernos de las plantas. Los daños en brotes terminales y su muerte determinan —por la pérdida de la dominancia apical— la disminución de la altura de las plantas atacadas.

Durante la etapa reproductiva de la soja, tanto el adulto como la larva del picudo causan perjuicios al cultivo. El adulto porque ataca las vainas en formación, causando su muerte o aborto. La hembra coloca sus huevos en el interior de las vainas y una vez eclosionadas las larvas se alimentarán de los granos verdes, incidiendo esta vez en forma directa en el rendimiento del cultivo.

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Asimismo, las perforaciones producidas en las vainas, que se observan como pequeños orificios de color marrón, constituyen una vía de entrada de agua y patógenos en general, que afectan la calidad e integridad del grano. Hoy se sabe que el ciclo de vida de R. subtilis tendría una sola generación al año, con una fase activa asociada a la presencia del cultivo y otra fase de latencia o hibernación.

La fase de hibernación esta representada por un estadio larval seguido del estado de pupa, que ocurre en el suelo. A finales de la primavera, con la llegada de las lluvias y el aumento de las temperaturas, comienza la emergencia de los adultos desde el suelo, proceso que continúa durante todo el verano. Las hembras colocan sus huevos en el interior de las vainas y de ellos eclosionan las larvas que se alimentan de los granos. Cuando la larva culmina su alimentación se arroja al suelo y se entierra para pasar el invierno.
Antecedentes y características
La primer nota técnica sobre la constatación de la soja como planta hospedera del picudo negro de la vaina la realizó un equipo de profesionales(*) de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Tucumán), el Conicet y el Departamento de Zoología Agrícola de la Universidad Federal de Paraná (Brasil) y se publicó el año pasado en la Revista Industrial y Agrícola de Tucumán. Allí se indica que los monitoreos de insectos efectuados en los cultivos de soja del noroeste argentino (NOA) durante las campañas 2005/06, 2006/07 y 2007/08 resultaron en el hallazgo de adultos de Rhyssomatus subtilis Fiedler, 1937. Hasta el presente no se conoce el hospedero original de la plaga, por lo que la soja es también la primera planta registrada como hospedera de esta especie.

La familia Curculionidae comprende alrededor de 50.000 especies, de las cuales más de 1.000 están presentes en la Argentina. Se trata de una familia con hábitos de vida principalmente fitófagos, muchas de cuyas especies son perjudiciales para diversos cultivos, representando plagas serias para la agricultura. En el noroeste argentino (NOA), constituyen un serio problema para el cultivo de la soja debido a su alto potencial de daño, el escaso conocimiento biológico de las especies involucradas y sus complicados hábitos de vida, lo que hace difícil su estudio y control.

Según el trabajo publicado en Tucumán, R. subtilis fue observado atacando tanto en el estado vegetativo como reproductivo de la soja. En el primer caso se hallaron adultos alimentándose de los brotes tiernos (ver foto). Cuando el ataque se produjo en las yemas apicales, se observó la muerte de estas y con ello, la reducción en altura de las plantas y el desarrollo de ramificaciones. Durante el estado reproductivo de la planta, se detectaron hembras colocando huevos en el interior de las vainas de soja. Las larvas, al nacer, se alimentaron de sus granos verdes (ver fotos). Se hallaron también posturas de huevos en tallos y ramificaciones de las plantas. R. subtilis es un insecto de gran potencial de daño, dado que tanto la larva como el adulto causan perjuicio al cultivo de soja. Asimismo, el daño directo de las larvas sobre los granos produce pérdidas en la producción, incidiendo de manera negativa en el rendimiento del cultivo.

(*)M. Guillermina Socías, Germano H. Rosado-Neto, Augusto S. Casmuz, D. Gustavo Zaia y Eduardo Willink.
CONSULTAS: zoologia@eeaoc.org.ar ó picudo@eeaoc.org.ar

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