viernes, 24 de septiembre de 2010

ARGENTINA: La huerta propia y el arte de trabajar el suelo

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Viernes 24 de Septiembre de 2010 | El programa nacional Pro Huerta acaba de cumplir 20 años de permanencia, con el objetivo de trabajar en la seguridad alimentaria de los sectores vulnerables de todo el país. Propició la implantación de unas 630.000 huertas, 130.000 granjas y la participación en el programa de unos 3,5 millones de personas. Se aplican las últimas tecnologías.


Preparar una huerta en las casas de las familias argentinas es algo que pocas veces se logra ver en el país, sobre todo en estos últimos años, debido a que es una práctica que esta poco arraigada en la costumbre argentina. Lograr que nos concienticemos respecto de que debemos hacer nuestra propia huerta es algo que muchas veces parece imposible de lograrlo. Sobre todo por el tiempo que muchas veces, los que habitamos en este país, no lo tenemos o justificamos de cualquier manera que no lo tenemos, para poder llevar a cabo esta labor de gran importancia para comer sano en cada una de las mesas argentinas.

Debe destacarse que desde el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) se viene trabajando desde hace mucho tiempo en lograr que los argentinos tomen como costumbre realizar su propia huerta. 

El programa Pro Huerta festejó sus 20 años de trabajo en la seguridad alimentaria de los sectores vulnerables de todo el país, con más de 4.000 promotores, técnicos y familias huerteras que trabajan en diferentes provincias y regiones de nuestro extenso país.

El Pro Huerta es un Programa es un programa dirigido a población en condición de pobreza, que enfrenta problemas de acceso a una alimentación saludable, promoviendo una dieta más diversificada y equilibrada mediante la autoproducción en pequeña escala de alimentos frescos por parte de sus destinatarios. El conjunto de prestaciones brindado se concreta en modelos de huertas y granjas orgánicas de autoconsumo a nivel familiar, escolar, comunitario e institucional. Se trata de un programa enmarcado en la seguridad alimentaria, cuya piedra angular amalgama la capacitación progresiva, la participación solidaria y el acompañamiento sistemático de las acciones en terreno, resultando estratégicos en su operatoria la intervención activa del promotores y de redes de organizaciones civiles. El Programa es parte de la política pública del INTA y del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación (Plan Nacional de Seguridad Alimentaria) que acompaña a la población, bajo situación de pobreza, en la producción de alimentos para autoconsumo. Busca mejorar la seguridad alimentaria y la soberanía alimentaria, y favorecer la participación y organización de los sectores vulnerables.

Balance nacional
Con una importante presencia en todo el país, el Pro Huerta cuenta con más de 630.000 huertas, 130.000 granjas y 3,5 millones de protagonistas en la actualidad. En 20 años de existencia, esta convalidado por la participación de aproximadamente 20.000 promotores voluntarios; ellos se constituyen, junto con los técnicos, en motores de las acciones orientadas a resolver problemáticas sentidas de las comunidades de las que forman parte.

El programa trabaja en la capacitación y asistencia técnica de familias y organizaciones de la comunidad, brindando insumos como semillas, frutales y animales de granja. Junto con la puesta en marcha de huertas familiares, escolares y comunitarias, genera, adapta y aplica tecnologías apropiadas. 

También acompaña procesos de comercialización de productos excedentes en ferias francas agroecológicas y en la adquisición de capacidades para asumir emprendimientos productivos.

La huerta familiar o comunitaria es algo muchas veces vistos en otros países más desarrollados que el nuestro. Hacer la propia huerta no solo da satisfacciones alimentarias sino también evita el ocio cuando el tiempo sobra y no hay que hacer en los hogares. También estimula el arte de trabajar el suelo, algo poca veces visto en la mayoría de los argentinos, a no ser de que sean productores.

Producir nuestra propia huerta permite incorporar a la dieta diaria una gran variedad de hortalizas frescas y sanas de alta calidad nutritivas y rica en fibras, vitaminas y almidón. Esto significa abaratar en forma importante el gasto de alimentación familiar y comunitario y en muchos casos sirve para intercambiar o comercializar los excedentes

Formación
Actualmente la demanda de capacitación y apoyo técnico es creciente y lo demuestra el gran crecimiento que se observa desde el programa que pilotea el INTA abarcando a poblaciones urbanas y semi urbanas. De manera que fomentar y dar difusión a cómo se trabaja en este programa traerá grandes beneficios, desde el pequeño núcleo familiar a pequeñas y grandes comunidades de personas, en la cual ven los beneficios logrados al realizar su propia huerta. Trabajar el suelo y darle lo que necesita para que su sustento se traduce en muy buenos frutos. Pero sobre todo enseña a quienes llevan adelante una huerta para cosechar el alimento con el sudor de la frente es un esfuerzo gratificante, a pesar de tener planes sociales que sólo son un paliativo y fomentan un escaso apego al trabajo productivo.

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