José Antonio Velásquez S.
Director Ejecutivo - Asocriollo
Revista Infortambo Andina
Cada día tenemos nuevos retos frente a las transformaciones que está sufriendo la naturaleza: el calentamiento global nos hará cambiar la forma de alimentar a nuestras vacas y la forma de producir carne y leche en nuestro medio ambiente nos va a obligar a modificar las condiciones de producción de forraje y nos obligará a la utilización de pastos y biotipos más adaptados a las condiciones de mayores temperaturas y luminosidad.
Cada día tenemos veranos más fuertes, en los cuales la calidad del forraje disminuye en pocos días; igualmente tenemos inviernos más intensos que, si bien nos dan la posibilidad de producir más forraje, éste tendrá una menor calidad; deberemos cosecharlo de manera diferente para que sea utilizado de forma eficiente por nuestros bovinos.
Al hacerse un poco más cálidos el planeta Tierra, los países con estaciones tendrán una pequeña ventaja con el paso del tiempo: un clima más templado que el actual, lo cual beneficiará su agricultura y su ganadería. Los que estamos en las zonas cálidas nos veremos en apuros, porque lo ya cálido se convertirá en aún más caluroso; tendremos que acostumbrarnos a esta nueva condición. Contamos con los sistemas silvopastoriles para mitigar los efectos del calentamiento global, sistemas mucho más eficientes en condiciones de veranos e inviernos intensos: hacen una utilización más eficiente del agua; proveen de nutrientes al suelo al tener involucrados árboles que son capaces de cosechar nutrientes a mayores profundidades que los pastos; reciclan una mayor cantidad de materia orgánica y se defienden muy bien de los vientos y de la excesiva radiación solar.
Nuestro reto está en ser capaces de seguir produciendo carne y leche en nuestras tierras, bajo condiciones más difíciles, para alimentar una población humana que aumenta día a día y que requiere de comida a menor costo. ¿Esto qué significa? Que requerimos de vacas adaptadas a nuestras condiciones, capaces de producir cantidades aceptables de leche, con menor cantidad de suplementos y a menores costos.
Tenemos el recurso genético
Comparo una finca con una fábrica de camisas. Para producir camisas necesitamos operarios, telas, hilos y botones. Debe haber eficiencia, no es lo mismo un operario que pega los botones de dos camisas en cuatro minutos que uno que lo hace en seis. Igualmente, la calidad de la tela, los hilos y los botones son de suma importancia para que la camisa tenga una vida útil aceptable. Nuestras vacas son las operarias de esa fábrica, les medimos su eficiencia en producción, con su intervalo entre partos y su producción diaria de leche; las materias primas de las camisas se comparan con nuestros forrajes, concentrados y sales, y la camisa se compara con la leche. Entre más forraje tengamos, más leche producen nuestras vacas, siempre y cuando sean eficientes en lo reproductivo y hagan un uso eficiente del forraje expresado en la cantidad de leche producida al día. La calidad depende de los sólidos que contenga la leche.
Debemos fabricar las vacas que se adapten a los nuevos retos. Que sean capaces de enfrentar los desafíos diarios, que tengan buenas producciones, y al mismo tiempo, una alta fertilidad, muy buena resistencia a enfermedades; que soporten muy bien los cambios de clima, el calor del verano y la humedad del suelo en invierno; que sus pezuñas sean resistentes. Una vaca que se defienda fácilmente de ectoparásitos, que sea mansa al momento del ordeño y que produzca leche de excelente calidad.
Esa vaca la podemos fabricar hoy en Colombia. Con los recursos genéticos que tenemos en nuestras ganaderías.
Es allí donde vamos a tener que utilizar la genética que tenemos a la mano, que es de excelente calidad. Tenemos razas especializadas en producción de leche, Ayrshire, Pardo Suizo, Holstein, Normando, Jersey y Rojo Sueco, que son las que tienen la genética para producir gran cantidad de leche. Y tenemos las adaptadas que proveen la genética para soportar las inclemencias del clima en el trópico bajo colombiano, que son las criollas y colombiana. Ellas tienen en su haber los genes que, utilizados en combinación con los de las razas especializadas harán una excelente complementariedad.
¿Qué aportan las criollas?
Genes de adaptación que cobran cada día más importancia para enfrentar el reto venidero.
-Tolerancia al calor. Dado en el pelo corto y capacidad de soportar altas temperaturas al contar con un abundante sistema de glándulas sudoríparas que les ayudan a disipar el calor. Esta característica les permite pastorear durante un periodo mayor de tiempo durante el día.
-Calidad de leche. Alta frecuencia de la presencia de los alelos de lakappa caseína beta, lo que hace que la leche sea de excelente calidad, con un alto contenido de sólidos.
-Resistencia a ectoparásitos. La alta movilidad de la piel les permite defenderse muy bien de moscas, al igual que le da alta resistencia a la infestación de garrapatas.
- Consumo de forrajes toscos. Los criollos y colombianos tienen la habilidad de consumir forrajes toscos para convertirlos en leche. Su flora ruminal rica en bacterias digestoras de fibra, les permite consumir mayores cantidades de forraje y degradarlo más eficientemente.
- Mansedumbre. Tenemos muchos modelos de producción a partir de cruzamientos de razas especializadas con criollos: Blanco Orejinegro por Holstein con 16 litros de producción en promedios en ganaderías con excelente manejo en los Llanos Orientales; vacas Hartonas del Valle con picos de producción de 28 y 30 litros en el Valle del Cauca, con mínima suplementación en praderas de estrella y braquiaria. Hatos Lucerna con producciones de 10 Lt/vaca/día pastoreando en praderas de estrella-leucaena, llegando a 19000 Lt/leche Ha/año.
Fértiles y rústicas
Las criollas son una alternativa en los cruzamientos. Si tenemos un hato 50% especializado- 50% resistente y lo llevamos hacia especializado perdemos adaptación; si lo llevamos hacia resistente, podemos perder producción de leche, o de pronto la vaca no se deja ordeñar sin ternero; si introducimos un criollo, no perdemos adaptación ni cantidad de leche y podemos tener una vaca altamente fértil y rústica.
Tenemos la genética para obtener vacas que conformen hatos lecheros altamente eficientes en el trópico bajo de nuestra Colombia. Tenemos las razas criollas que aportan esos genes de adaptación a nuestras cada día adversas condiciones climáticas y tenemos excelente genética en razas foránea. Basta tomar la iniciativa para comenzar a hacer estos cruzamientos.
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