Vladimir Kehman es el dueño del grupo JFC-Bonanza que comercializa
frutas | CORTESÍA KOMMERSANT.RU
Por Ingrid Orjuela
La noticia cayó como un balde de agua fría a los productores de Zulia. Las tierras donde cultivan plátano desde hace décadas, expropiadas por el Gobierno, no serán cedidas a cooperativas ni a agricultores afectos al proyecto chavista sino a un empresario ruso, un hombre que nadie ha visto y al que no se le conoce ningún aporte en la zona que justifique tal beneficio.
Vladimir Kehman se convirtió en candidato para gestionar 20.000 hectáreas de cultivos de plátano en el Sur del Lago a raíz de una reunión que sostuvo el presidente Chávez con su homólogo de Rusia, Dmitri Medvédev, al que visitó en octubre pasado. En esa ocasión, ambos mandatarios firmaron acuerdos de intención, principalmente en materia energética, aunque incluyeron aspectos agrícolas como la exportación de plátanos, flores, café y cacao a ese país.
El convenio incluye la creación de una empresa conjunta entre CVAL Corporación Venezolana de Alimentos y el Grupo JFC, propiedad de Kehman, principal importador y distribuidor de plátanos y otras frutas de Rusia, que comercializa sus productos bajo la firma Bonanza.
La noticia de los términos de la cita entre los mandatarios llegó como un eco a Venezuela e indignó a los productores del campo afectados por las expropiaciones en el Sur del Lago, y a dirigentes políticos de oposición de la zona. "Creemos que se trata de una maniobra del Gobierno para arrebatar estas tierras a sus dueños y entregárselas al grupo extranjero aliado ideológico del Presidente de la República", declaró el diputado Omar Barboza, en diciembre pasado.
Aunque ningún vocero del Gobierno ha confirmado el convenio tampoco lo han negado ni se ha visto al Grupo JFC asentarse en los predios, por lo que se desconocen detalles del negocio, a mediados de enero el diario rusoKommersant publicó la información en la que destacan declaraciones de Medvédev sobre la inversión, "que podría ser de centenares de millones de dólares y propiciar la creación de 20.000 empleos".
Rubén Darío Barboza, dirigente de Fegalago, asegura que no están en contra de las inversiones extranjeras, pero sí de emprender proyectos de desarrollo agrícola que arruinan a los productores locales y afectan el equilibrio en la zona y en la vida de empresarios y trabajadores.
Gigante en los campos
La presencia de Kehman se percibe como una amenaza no sólo en Venezuela. Aunque la compañía fue creada en 1994, este empresario, nacido en Samara en 1968, está a cargo desde finales de los noventa, cuando compró la participación de un socio, se hizo con 90% de las acciones de la compañía y asumió el cargo de presidente del grupo.
En 2005 su empresa comenzó a adquirir cultivos de plátano en Ecuador, pero la Asociación de Productores de Banana de ese país le retiró la membresía por los problemas que desde años atrás ha ocasionado la firma rusa a la actividad agrícola en la provincia de El Oro, considerada la capital bananera del mundo: incumplimiento en los pagos y en las cuotas de producción, competencia desleal y saturación de mercados foráneos.
A finales de 2009 JFC-Bonanza se vio obligada a paralizar sus importaciones debido a que los proveedores ecuatorianos le suspendieron la venta de plátano (sólo una parte de su oferta proviene de las tierras que administra, el resto cerca de 100.000 cajas semanales lo compra a productores de la zona) en protesta por las deudas, que ascendían a 4 millones de dólares.
El Gobierno de Rusia ha intervenido para buscar solución a estos conflictos; voceros han explicado a las autoridades de Ecuador y a bananeros locales la importancia de esos negocios. Y no es para menos: JFC gestiona 3.000 hectáreas de plantaciones de banana en Ecuador y provee al mercado ruso 6,5 millones de cajas del producto al año (400.000 toneladas), que traslada en una flota de 11 cargueros refrigerados. Esa mercancía, además de 80.000 toneladas de cítricos y otras 20.000 toneladas de diversas frutas son descargadas en decenas de terminales de la compañía, en Moscú, San Petersburgo y otras 6 ciudades de Rusia para garantizar el despacho a las cadenas minoristas.
En Costa Rica, la empresa de Vladimir Kehman adquirió sus primeras plantaciones en 2007, aunque en menos cantidad que en el país andino. Panamá también está en sus planes: en 2010 ofreció 55 millones de dólares a ser ejecutados en 3 años para reactivar el sector bananero. Aún espera respuesta de las autoridades.
Pero JFC-Bonanza cuenta con proveedores permanentes en Europa (Bélgica, España, Holanda, Francia, Alemania, Hungría, Polonia, Italia), Turquía, Egipto, Marruecos, Suráfrica, Estados Unidos, México y en el Cono Sur: Argentina, Chile y Uruguay.
En 2002 los ingresos operativos de la firma rusa registraban un crecimiento de 300%. En 2003 entró al mercado de capitales con su primera emisión de bonos por 23,7 millones de dólares; al año siguiente la segunda colocación fue por 40,8 millones de dólares, y se ubicó en el ranking de las mejores compañías de Rusia.
La firma JFC-Bonanza ha registrado un importante crecimiento en los últimos años: en 2009 las ventas de frutas de esta firma a su país superaron 7,6 millardos de dólares, al tener una participación de los productos importados de 65%.
Pero no todas las noticias han sido positivas. En 2005 Standard & Poor’s otorgó a este grupo una calificación crediticia a largo plazo negativa (B-), pero para 2009 esta calificación había descendido a CCC+, con proyección negativa, porque la compañía estaba "constreñida por una débil liquidez, una agresiva política financiera, subdesarrollada gerencia corporativa, riesgo gerencial y limitada transparencia".
Sin embargo, los peores reportes de la empresa de Kehman no son en el campo financiero. Según Diario de América periódico hispano de Estados Unidos el analista corporativo en Moscú, John Helmer, ha dicho que JFC usa etileno para estimular el proceso de maduración de las bananas. Esta sustancia puede causar edemas pulmonares, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud.
Hay denuncias más graves: ese mismo diario reseñó el 31 de enero pasado que según el blog ruso Kompromat.rus, el más grande cargamento de cocaína llegado al puerto de San Petersburgo estaba oculto en contenedores que transportaban bananas de la empresa de Vladimir Kehman. Sin embargo, de acuerdo con el contrato, la firma MSC sucursal en Guayaquil fue la encargada de sellarlos y embarcar el cargamento. El empresario ruso alegó que los contenedores fueron violentados en el trayecto.
El hombre que está en todo
Lo de Kehman no son sólo bananas. También está vinculado al sector cultural de su país. Es el director general del Teatro de ópera y ballet Maly, o Teatro Mijáilovski, uno de los más antiguos e importantes de Rusia, cargo que ocupa desde 2007. Ha invertido gran cantidad de dinero en la recuperación de esa sede, aunque se cree que sus intereses no son culturales sino inmobiliarios, pues ha sido señalado de intentar transformar el teatro para reconstruir las salas de ensayo en oficinas. Kehman tiene inversiones en bienes raíces en zonas exclusivas de San Petersburgo. Se calcula que su fortuna personal es de 173,3 millones de dólares.
También ha sido vinculado a la mafia rusa, incluso en portales de Internet dedicados al tema, como rumafia.com, aparece su nombre.
FUENTE: http://www.el-nacional.com/
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