martes, 29 de marzo de 2011

¿Por qué no debería caer mucho la soja?


En la Argentina, la zona núcleo ha entrado en su fase inicial de cosecha. Los primeros lotes revelan un rinde superior a 40 qq por hectárea, en soja de primera


De esta forma y de continuar así la cosa, es posible que los pronósticos sobre 50 millones de toneladas terminen siendo una realidad. 

A su vez, la cosecha en Brasil y el resto de las zonas sojeras de América del Sur se hallan en plena acción. 

En suma, la gran oferta del sur ya está entre nosotros. Y, obviamente, los precios tienden a la baja porque el mundo está tomando nota de ello. 

Sin embargo, existen motivos para pensar que tal caída no habría de pronunciarse demasiado. Al menos no lo haría en proporción a la cosecha que, ahora, se estima en un nivel superior al del calculado tan sólo un mes atrás. La razón que emerge sobre otras explicaciones está en la liquidez del mundo. 

Vamos a ver. Hay que tomar en cuenta la situación de los fondos. Los fondos continúan, por ahora, vendiendo maíz y trigo, a fin de reducir sus posiciones. Pero en lo que se refiere a soja, la actitud es diferente: están recomprando. 

La cuestión no es sorprendente. Las posiciones compradas en soja se encuentran en un nivel que, si bien es alto, no están fuera de lo usual. Más claramente: no se trata de algo extraordinario.

Desde que comenzara la crisis en Egipto, los fondos han tendido a salir de sus posiciones por temor al riesgo por lo que pueda suceder en el Medio Oriente más los cruentos problemas en Japón. Pero un análisis más sosegado de su comportamiento revela que la salida no ha sido tan acentuada como parecía inicialmente. Es más, los fondos índice (son los que hacen uso de los valores de los commodities agrícolas) están comprando con renovado ímpetu. 

Los fondos -como sabemos- operan según las expectativas de precios futuros. Pero también lo hacen en base a la liquidez existente. Cuanto mayor sea ella, más fuerte será la propensión a comprar. Lógico resulta que sea así. 

Sin duda: el mundo tiene una elevada liquidez. Ella resulta de la política de la Reserva Federal de Estados Unidos que ha estado “inyectando” dinero a su economía, a fin de mejorar la situación en que ha quedado luego de la crisis del año 2008. 

Esta forma de intervención se conoce como flexibilización cuantitativa. ¿De qué se trata? Es una intervención que apunta a inyectar directamente liquidez en el sistema financiero, para promover el otorgamiento de préstamos y, en consecuencia, fomentar tanto la inversión como el consumo. 

Por ello, y a fin de aumentar la liquidea, la tasa de interés se aproxima a cero desde diciembre de 2008. 

Tras la recuperación de su economía, este organismo ha hecho crecer la liquidez interna y, por tanto, también la del mundo. Ello ha inducido a la suba de los precios agrícolas y, por ende, de los valores de los alimentos, algo que se denomina inflación de los alimentos. 

A su vez, y por esta misma causa, se ha formado una clara tendencia alcista en los tipos de cambio de las monedas de las principales economías emergentes, sobre todo de Asia, lo que promueve la demanda de granos, fundamentalmente de la soja y sus derivados.

En este contexto, el dólar podría depreciarse aún más, por lo que los precios internacionales de las materias primas habrían de respetar un piso elevado en términos históricos.

Al menos, por lo que resta del año.

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