sábado, 2 de abril de 2011

España: El 75% de las colmenas apicolas españolas están enfermas


La desaparición de las abejas es ya un problema global, como ha reconocido Naciones Unidas en un informe reciente, y en España, lejos de resolverse, está desbocado. La mortalidad dentro de las colmenas españolas es un mal estructural que afecta cada año al 25% o 30% de las abejas, que sucumben ante numerosas amenazas que las ponen contra las cuerdas, como enfermedades, pesticidas o problemas medioambientales. En este contexto, uno de sus mayores enemigos, el parásito Nosema, se ha hecho fuerte en los panales españoles y empieza a consumirlos. En la actualidad, el 75% de las colmenas españolas están enfermas por la acción de este microorganismo parásito, según el último estudio de vigilancia epidemiológica del Centro Apícola de Marchamalo (Guadalajara), referencia mundial en el estudio de esta enfermedad.
El dato abruma todavía más si se lo compara con el registrado durante el estudio previo, realizado entre 2006 y 2007, que mostró que el 45% de las colmenas españolas estaban contaminadas. La enfermedad se extiende tan rápidamente por una razón: no hay armas para combatirla.
"El estudio muestra la prevalencia esperada para otros patógenos tradicionales, como el ácaro Varroa. Pero en el caso de Nosema casi se ha duplicado desde 2007, lo que muestra la gravedad de la situación: todavía es un problema emergente", afirma el investigador Mariano Higes, del Centro Apícola de Marchamalo. Higes, responsable del estudio, fue el descubridor de este parásito, relacionado ya en todo el mundo con el imparable despoblamiento de las colmenas.
Este hongo afecta al aparato digestivo de todas las abejas, desde la reina a los zánganos, provocando su rápido deterioro. Sobre todo cuando actúa la especie más dañina, llamada Nosema ceranae. Débiles y temblorosas, las abejas no son capaces de cumplir con sus funciones dentro de la colmena, por lo que generan un gran estrés a la comunidad. "Las abejas se ven obligadas a trabajar más para compensar las pérdidas y evitar que el equilibrio de la colmena se rompa. Aun así, un panal infectado puede llegar a reducir un 50% la producción de miel", asegura Higes.
Muchas veces, el trabajo intensivo de las demás abejas provoca que ni el propio apicultor note que la colmena está enferma, ya que además el parásito puede estar muchos meses incubándose en silencio. Pero debilita de tal manera a la comunidad que la colmena colapsa en cuanto entra en juego otro de los muchos problemas que afectan a las abejas. Como dice el propio Higes, Nosemano es la única causa de la muerte de las abejas, pero su proliferación es el cuchillo que abre el melón.

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