Cuando la presidenta Cristina Fernández se refirió, ante el Congreso de la Nación, al sector del agro manifestó que la había sorprendido que la agricultura y ganadería aportaran un 2,8 por ciento de la recaudación tributaria. Dijo que era casi lo mismo que la educación privada que lo hace en un 2,1 por ciento, por lo que se preguntó si eso se debía a que los colegios privados cobraban cuotas muy caras o había mucha evasión en el sector primario. Ante esto último sostuvo que esa evasión debía tratarse con mucha seriedad por parte de todos los sectores.
Pero es el propio gobierno quien no asumió con seriedad el sistema tributario, ya que demostró con preferencia un esquema regresivo, como es el derecho de exportación. Con algunas excepciones, como los lácteos, no ha hecho más que aumentarlos con diversas excusas. Lo hizo con la soja, el cultivo de la cadena agroindustrial que más aporta al fisco, porque el Estado necesitaba recursos; y con la carne vacuna, porque debía defender la mesa de los argentinos.
Tan sólo por retenciones al agro, la recaudación impositiva de este sector se eleva al 8 %. Lo lamentable es que desde la esfera oficial nunca se haya aceptado debatir con los propios actores de la cadena el impacto fiscal que podría provocar una reducción en las alícuotas y el incentivo para incrementar la productividad que podría provocar una medida de este tipo.
Los países con avanzados sistemas tributarios fortalecen a éstos con el cobro del impuesto a las Ganancias pero no con un impuesto que castiga a quienes tienen condiciones menos ventajosas para producir.
Respecto a la carne vacuna, en su discurso en la Asamblea Legislativa, la presidenta señaló que en 2010 el país pudo exportar por 1.200 millones de dólares. Pero lo que no aclaró es que esos millones representaron una caída del 28 % en las ventas externas totales de carne respecto a 2009.
Si se analiza por rubro, se advierte que en las carnes procesadas la caída fue del 14 por ciento y que en 2010 fueron despedidos 3.500 trabajadores de la industria frigorífica.
Estas cifras no parecen ser las de un modelo que busca defender la creación de trabajo y agregado de valor.
El rencor hacia el sector básico de la economía argentina no pareciera decrecer, con lo cual los resentimientos y las afrentas aumentan y el progreso se debilita.
FUENTE: http://www.diariodecuyo.com.ar/
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